lunes, 28 de junio de 2021

Sensibilidad Alimentaria En el Espectro Autista


Los padres a menudo creen que sus hijos en el EA son "mañosos" con la comida. Sin embargo, ellos no lo son, porque son comedores sensorialmente selectivos. Las razones fundamentales deben ser por los estímulos sensoriales, es decir, el sabor, la textura, el color, el olor y la temperatura. 

Las personas en el EA pueden tener una dieta muy limitada debido a algunos de estos estímulos sensoriales mencionados anteriormente. Por ejemplo, puede ser asqueroso para ellos porque “no están dispuestos a comerlos” y, además pueden sentir náuseas y mareos con sólo mirar u oler una comida que no les guste. O incluso al escuchar su nombre.

También con respecto a la sensibilidad alimentaria, es importante saber que las personas en el EA pueden no filtrar información sensorial de la misma manera que lo hace una persona neurotípica, lo que resulta en crisis sensoriales que son percibidas como “berrinches” cuando son presionados a probar nuevas comidas.

Además, existen otro estigma con los adolescentes y adultos en el EA que comen “comida para niños” (ejemplo: Nuggets de pollo), es decir, comen las mismas comidas de manera repetitiva o que tienen una dieta limitada debido a sus grandes sensibilidades sensoriales. 

En el ámbito sensorial, algunas personas en el EA no soportan comer alimentos cuando están mezclados o cuando están en un plato varios alimentos. Entonces lo mejor es reducir las opciones de alimentos a dos o tres. 

Si hay que introducir un nuevo alimento, es mejor hacerlo en pequeñas porciones o incluso en un plato aparte. La idea de esto es hacer que la persona al ver este alimento se vaya acostumbrando a él y llegue a un punto en que se anime a probarlo sin que sea necesario forzarla. 

Nunca engañen a la persona en el EA disfrazándole un nuevo alimento con la comida que más le guste, porque su sensorialidad es tan poderosa que va a detectar cualquier variación, más aún si se trata de un alimento que les gusta y que consumen con bastante frecuencia. Esto aumentará su desconfianza e incluso puede hacer que la persona rechace alimentos que antes les gustaban. 

Es muy importante enseñarle a la persona en el EA a reconocer las señales de su cuerpo, es decir, cuándo está satisfecho, cuándo debe parar de comer y también cuándo tiene hambre. La manera de hacer esto es regulando las porciones de alimentos y vigilando el consumo de líquidos.

Hay que evitar los entornos ruidosos y sobrecargados de estímulos, ya que comer en medio de una sobrecarga sensorial para una persona en el EA es casi imposible. No hay que obligar a la persona en el EA a soportarlos. En cambio, hay que darle tiempo para que pueda tolerarlos mejor y si no resulta, llevar a la persona a un lugar tranquilo. 

Los padres deben respetar cuando sus hijos en el EA se niegan a comer algo, y no tratar de obligarlos a comer algo que no quieren. Menos aún, cuando se trata de recurrir a terapias cuestionables que les restringen el acceso a sus comidas favoritas, hasta que logren un comportamiento adecuado. Es increíblemente abusivo si es la única comida que comerán.

Se espera que las personas en el EA cambien y amplíen completamente sus dietas, es solo otra forma de obligarlos para que se acomoden a las personas neurotípicas. Es importante respetar las decisiones de una persona en el EA de no comer ciertos alimentos específicos o de comer el mismo alimento una y otra vez. Sus necesidades sensoriales deben ser tratadas con dignidad y respeto.

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